25 diciembre 2008

Cuando los soladados pararon una guerra para celebrar la Navidad

25 diciembre 2008

En la zona más golpeada, el sur de Ypres, surgió de la nada un espectáculo asombroso, un episodio humano en mitad de las atrocidades. Por eso es quizás la mejor historia de Navidad de todos los tiempos modernos.

En la Navidad de 1914 hubo en primer lugar silencio, para luego dar píe a las risas y los cánticos. Una tregua entre soldados británicos y alemanes. Aquella primera Nochebuena en plena guerra, las tropas alemanas colocaron sobre el borde de las trincheras abetos iluminados, que habían sido enviados al frente por orden directa del Káiser, luego empezaron a entonar sus villancicos populares. Las tropas británicas en las trincheras al otro lado respondieron entonces con villancicos en inglés.

Ambos bandos avanzaron más lejos una visita a la trinchera enemiga durante la tregua de Navidad de lo que lo hicieron en los dos años y medio de guerra siguientes. La artillería en esa región permanenció silenciosa esa noche.

Al amanecer, el día de Navidad, algunos soldados germanos, comenzaron a agitar banderas blancas y a salir desarmados de sus trincheras, a tierra de nadie.

En el primer momento los aliados vacilaron, pero pronto salieron a su encuentro. Los hombres, que hasta ese mismo día habían estado matándose, compartieron tabaco, alcohol y chocolate. Los gestos de solidaridad continuarían durante toda la jornada, cada bando pudo recoger a sus compatriotas muertos en los combates de los días anteriores y darles digna sepultura. Los enterramientos fueron asistidos con dolor por ambos bandos.

La tregua se propagó hacia otras áreas, incluso hubo tiempo para jugar al fútbol entre las fuerzas enemigas. En muchos sectores la tregua sólo duró esa noche, pero en algunas áreas duró hasta el año nuevo, e incluso hasta el mes de febrero.

La noticia de esta tregua llegó a los respectivos cuarteles generales y se adoptaron medidas para frenar esa actitud. Las cartas en la que los soldados narraban los hechos a sus familiares fueron destruidas y algunas informaciones que llegaron a los periódicos se censuraron. Estábamos en guerra.

En los años siguientes se ordenaron bombardeos de artillería en la víspera de la festividad para asegurarse de que no hubieran más reblandecimientos en medio del combate. No se volvió repetir este breve descanso en Navidad.

"Stille Nacht, heilige Nacht ..."

...

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