Siempre hay alguien que nos dice que hacer, como hacer, siempre detrás, mirándote, esperando tu fallo, para su regocijo y tu vergüenza, con la puntilla, el que te interrumpe en medio de una presentación, aquel que tiene un puesto superior a ti, ese que te adelanta cuando sales a correr... Desde nuestras madres en la época de las cavernas con tras nuestros babis hasta hoy, con las cibernovias del porno gratuito a click de ratón, nada ha cambiado, siempre estás prefijado, no puedes ser libre, es lo que quieres, emborracharte y decir gilipolleces, no tener que aguantar al prójimo por el bien de la sociedad, ser grosero porque sí, sin razón ni pena, enfermedad alguna, solo ser un auténtico gilipollas, pero auténtico.
Siempre hemos sido la sombra de alguien, la perspectiva de ser alguien; la esperanza de nuestros padres ilusos con ese sueño, que no es tuyo, que es suyo. Aquella modelo que desfila mirando a su progenitora intentando sonreír como sonríe ella, espléndida, con la esperanza de que nos quieran más, de tener unos sueños y algo de esperanza entre la mierda, buscando cobijo en los brazos de la frustración. Y cuando nosotros somos los padres, cumplimos con la tarea bien aprendida; aplastar, suprimir, frustar, oprimir....
Y al final, cuando todo se sistematizado, impera el no sé de las ideas.
Siempre hay algo que decir, que opinar, nadie en si se conforma con el silencio, con la oscuridad, ni consigo mismo.
Charly solo es aquella persona que alguien ha querido ser alguna vez.
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Charly Says Always