Tú eres mi peluchito

He tenido pocos peluches, dudo que no más que cinco, al menos uno lo he tenido desde siempre, al menos desde que tengo uso de razón, por ahí por los 19 años cuando me dieron una colleja. Desde primero de parbulario siempre me acompañó un peluche de un perro llamado Tristón, un perrito de ojos triste, al que le faltaba una oreja, la de la derecha. Tenía hambre, y algunos de mis compañeros chupaban la pared, a mi me dio por comerme la oreja de mi peluche.

A Tristón lo perdí cuando nacieron mis hermanos pequeños, con todos mis juguetes y mi infancia, pasó a manos de dos sanguijuelas o ratas, según el estado chirriante. Ya han crecido y aún no les he perdonado. Incluso ahora buscando por Google apenas doy con enlaces interesantes, es como si mi infancia se hubiese marchado con él, y no hubiese dejado huella.

Años después, con pelos en el pecho y menos en la cabeza, me regalaron un oso, de la marca Casa, un peluche con pedigrí donde los haya, nada de envidiar a los Teddy Beard esos. Gabo. Ese es su nombre. Lleva conmigo unos cuantos años, no muchos, pero ahí lo tengo, en la mesilla junto a los libros, y junto a otro peluche, también un regalo.

Pancho, que es así como se llama el gato, negro y con los ojos saltones con un color verde muy vivo, me recuerda mucho a Tristón, por sus ojos caidos, haciendo que su mirada sea de un aspecto más penoso y triste que el de un peluche habitual, no apto para un niño inocente.

También, y por último, ya dije que nunca tube ni tengo muchos peluches, tengo un Garfield con ventosas para el coche que no tengo, ahí mirándome desde la estatería. Garfield es Garfield, el no tiene otro nombre.

Todo esto lo escribo no para aburrir si no porque Youtubeando me he topado con esto:



Pero que COÑO HAN HECHO !!!!

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Banda sonora: Marilyn Manson, Tainted love